La empatía es la capacidad que nos permite observar lo que otra persona siente y ponernos en sus zapatos. Se trata de un concepto complejo que implica ser receptivo a las emociones de las personas que nos rodean y tener la capacidad de identificarlas a través de sus gestos y palabras, comprender lo que el otro siente y apreciar la situación sin juzgar al implicado.
Seguramente te estés preguntando si eso es todo. Pues no, la empatía no se relaciona solamente con el descubrimiento y entendimiento de las emociones del prójimo sino también con nuestra propia sensibilidad en relación con esas emociones. Así, se espera que si un amigo nuestro está triste y llora, sintamos la necesidad de consolarle, por ejemplo.
La empatía se desarrolla a lo largo de la vida. Si bien es cierto que tenemos una empatía innata, que se ve claramente cuando el hermano mayor llora y el hermanito de apenas unos meses llora también, la empatía forma parte del aprendizaje social.
En psicología se distinguen diferentes etapas del desarrollo empático:
La respuesta es muy sencilla: los niños empáticos se convertirán en adultos empáticos y justamente lo que necesitamos en este mundo es empatía, es ponerse en el lugar del otro, sentir lo que el otro siente y querer ayudarle.
Un niño empático es capaz de distinguir las emociones de otras personas, ponerse en sus zapatos y actuar para consolarlas o ayudarlas. Esto es fundamental como prevención del bullying. Como lees, la empatía es un pilar esencial en la lucha contra el acoso escolar. ¿Por qué? Pues porque un niño empático no será un niño agresivo ni mucho menos un bully, sino un niño que buscará crear y mantener amistades. Lejos de ser destructivo, un niño que practica la empatía es un niño que construye relaciones.
Básicamente podríamos decir que los niños empáticos son capaces de construir relaciones sanas y sólidas y, por ende, serían capaces de cambiar la sociedad. ¿Y no es eso lo que deseamos: hijos convertidos en adultos responsables, sanos, respetuosos y compasivos? ¿Una sociedad menos violenta, más igualitaria y contenedora? Ese cambio empieza por nosotros, los padres y maestros. El cambio empieza en casa, a través del traspaso de valores y el fomento de la empatía.
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