Los seres humanos somos sociales y necesitamos el contacto con otras personas. Los amigos son fuente de alegría, de apoyo y cariño. A lo largo de nuestra vida haremos nuevos amigos, perderemos a algunos y a otros nunca los olvidaremos.
El día 30 de julio se celebra el Día Internacional de la amistad y en este post queremos hablar de la importancia de la amistad y de cómo fomentar el valor de la amistad en niños y niñas para que vivan una existencia plena y feliz. Porque este día es mucho más que una excusa para enviar un mensaje bonito o compartir una foto en redes sociales; es una oportunidad para reivindicar el valor de los lazos humanos que nos unen, incluso en la diferencia.
Desde Educo, creemos que la amistad también puede ser una herramienta poderosa para construir una sociedad más justa, solidaria e inclusiva.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 30 de julio como Día Internacional de la Amistad en 2011. La iniciativa surgió como una forma de fomentar la paz entre los pueblos, basada en la idea de que la amistad entre personas, países y culturas puede inspirar procesos de reconciliación, solidaridad y entendimiento mutuo.
La amistad no es solo una relación afectiva entre personas; también representa una forma de vincularnos desde el respeto, la igualdad y la cooperación. En el ámbito educativo, la amistad ayuda a prevenir el acoso escolar, promueve la empatía y mejora el bienestar emocional del alumnado. En contextos sociales más amplios, la amistad entre comunidades puede romper prejuicios, derribar barreras y sembrar paz.
El Día Internacional de la Amistad se celebra de forma diferente según la cultura. En Argentina y Uruguay, por ejemplo, es costumbre reunirse con amigos y hacer regalos simbólicos. En India, los jóvenes se colocan pulseras de colores como señal de unión. En Finlandia, esta fecha se conoce como el Día del Amor y la Amistad, y se celebra con gestos de cariño no solo entre amigos, sino también entre familiares.
Una práctica muy común es el amigo invisible, especialmente en escuelas y centros juveniles, donde los niños intercambian pequeños regalos o cartas. También se organizan meriendas, juegos en grupo y dinámicas para compartir recuerdos bonitos o decir algo bueno sobre los demás. El simple gesto de escribir una carta de agradecimiento o enviar un mensaje sincero puede reforzar la autoestima y estrechar vínculos.
El caso de Fahima es un claro ejemplo porque, para ella, ir a la escuela no solo la enriquece culturalmente, también hace amigos. Cuando tenía solo 8 años, la pobreza de su familia la obligó a acompañar cada día a su madre al mercado de pescado seco. Como ella, muchos otros niños trabajaban junto a sus madres. Esa era la edad en la que debería haber empezado la escuela, pero la pobreza impidió su escolarización.
Un día, su madre escuchó a una vecina hablar del proyecto de Educo y POPI escuela puente, con el que ofrecemos educación gratuita adaptada para niños y niñas trabajadores y todos los materiales escolares necesarios, los documentamos y les damos una oportunidad de empleo digno, aliviando así la carga económica de las familias, y se animó a inscribir a Fahima. “Si esta escuela no existiera, nunca habríamos tenido la oportunidad de estudiar ni sabríamos qué es el trabajo infantil”, nos cuenta la joven.
Desde que comenzó a asistir, Fahima fue dejando poco a poco sus visitas al centro de procesamiento de pescado y pudo abandonar por completo su trabajo. Ahora va a clase con regularidad, le gusta estudiar con sus compañeros y juega con ellos en el recreo. Y es que para Fahima, la escuela es mucho más que libros y cuadernos: “La escuela no es solo un lugar para estudiar. Es un espacio para conectar con otros, compartir alegrías y penas, y crecer juntos.”
Que una niña como Fahima acceda a la educación no no solo transforma su vida: también abre un futuro más justo para toda su comunidad. La joven sueña con ser periodista y estamos seguros de que lo conseguirá: “Los periodistas dan visibilidad a nuestras vidas a través de reportajes y publicaciones. Gracias a eso, muchas ONG como Educo se acercan a apoyarnos, a darnos acceso a la educación y a defender nuestros derechos fundamentales para erradicar el trabajo infantil”.
Desde Educo impulsamos proyectos en los que el poder de la amistad o el compañerismo son fundamentales. En todas las escuelas en las que trabajamos fomentamos ambientes sanos para que los niños y niñas aprendan a convivir desde el respeto y el compañerismo. A través de actividades lúdicas y formativas fomentamos una cultura del buen trato y el cuidado mutuo.
Por ejemplo, en El Salvador promovemos los círculos de confianza, espacios donde los estudiantes expresan sus emociones, comparten inquietudes y se apoyan entre iguales. En España, desarrollamos programas de sensibilización sobre el bullying y la discriminación que invitan al alumnado a reflexionar sobre la importancia de crear vínculos sanos y solidarios en el aula.
Además, nuestro programa de apadrinamiento permite a niños y niñas establecer lazos con personas de otros países que los apoyan en su educación, construyendo puentes de afecto y confianza.
En el aula o en casa, se pueden llevar a cabo actividades que ayuden a crear lazos sanos y fuertes con los demás. Te proponemos algunos ejemplos:
El juego del teléfono roto positivo, donde cada participante transmite un mensaje amable al siguiente.
Crear un mural de palabras bonitas, donde cada niño escriba algo positivo sobre un compañero. Esta actividad ayuda a reforzar la comunicación afectiva y la cohesión del grupo.
Tarjetas, cartas y mensajes de gratitud: una actividad sencilla y muy significativa consiste en que cada niño elabore una tarjeta para alguien que considere un buen amigo. Puede ser un compañero, un docente o incluso un familiar.
Lecturas en voz alta de cuentos que hablen de la amistad y la inclusión, como forma de abrir el diálogo en el grupo.
Celebrar la amistad es sembrar futuro. En un mundo marcado por la desigualdad, el miedo o el aislamiento, cultivar relaciones humanas basadas en el respeto, el afecto y la colaboración se convierte en un acto transformador. En Educo lo tenemos claro: construir un mundo mejor empieza por aprender a ser buenos amigos o amigas. ¿Y tú, cómo vas a celebrarlo este 30 de julio?
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