Hoy 2 de mayo, es el Día Internacional contra el Acoso Escolar, y desde nuestra ONG Educo insistimos en que el ciberacoso y otras formas de violencia digital son un fenómeno creciente que afecta a un número alarmante de menores de edad y que requiere una respuesta continua y coordinada de todos los actores sociales.
El acoso escolar ya no se limita solo a las paredes del aula o al patio de recreo. Las agresiones se han trasladado también al mundo digital, y son cada vez más diversas (uso de inteligencia artificial para generar contenido humillante, creación de perfiles falsos, exclusión digital, desafíos degradantes, etc). Según la Fundación ANAR, el 9,4% de los/as alumnos/as son víctimas de acoso escolar y/o ciberbullying.
“Aunque se están dando pasos importantes, como el proyecto de Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales, es fundamental que los esfuerzos por proteger a los niños, niñas y adolescentes en internet se intensifiquen”, señala Pilar Orenes, directora general de nuestra ONG desde la que acompañamos a centros educativos y entidades sociales que trabajan con infancia a prevenir y responder ante la violencia con nuestro programa PROTEGEmos.
Desde nuestra ONG Educo, recordamos que para hacer frente al ciberacoso es crucial que todos y todas trabajemos juntos para abordar tanto el fenómeno offline como el online. Se habla mucho de los peligros de Internet, pero el germen de cómo uno se comporta en las redes sociales se gesta, en gran medida, en casa. Si tu familia se toma el tiempo de enseñarte, de acompañarte, de darte claves, podrás lidiar mejor con esos peligros.
Por eso, insistimos en la necesidad de educar desde el buen trato para reducir las situaciones de violencia y acoso y promover espacios digitales seguros, donde niños, niñas y adolescentes se sientan respetados y cuidados para su pleno desarrollo y se facilite la convivencia y la cohesión social. El buen trato va más allá de eliminar conductas inapropiadas o violentas, significa generar entornos de confianza con relaciones más igualitarias desde el respeto, la empatía y la escucha activa tanto en la familia, en los centros educativos, en entidades de ocio o deporte, y otros lugares donde se interactúe con la infancia y la adolescencia.
En el ámbito familiar, es clave la escucha activa y el acompañamiento en el uso de dispositivos. "Los padres y madres deben estar informados y ser conscientes de los riesgos que enfrentan sus hijos e hijas en el mundo digital, para poder ofrecerles el apoyo necesario. Un diálogo abierto sobre el uso de la tecnología es esencial para garantizar su bienestar. Pero no todo puede recaer en las familias, las administraciones tienen la obligación, según la LOPIVI, de sensibilizar y brindar programas formativos”, indica Pilar.
En los pasillos de los institutos, en las aulas, en los patios cada día se construyen o se rompen los vínculos que favorecen la convivencia escolar. Y si hay algo que nos están diciendo las y los jóvenes es que quieren ser parte activa del cambio. Así ha quedado recogido en un en un reciente diagnóstico que hemos realizado en cuatro institutos de secundaria de Andalucía (IES Fuente Nueva, IES Los Colegiales, IES Diamantino García Acosta e IES José Antonio Fernández Muriel), como parte del proyecto que llevamos a cabo Educación para una Ciudadanía Global. Una llamada al reconocimiento, la inclusión, la convivencia y la paz desde las voces jóvenes en Andalucía, financiado por la AACID.
Han participado un total de 535 estudiantes quienes reiteran que quieren un entorno donde se escuchen sus voces, donde se respeten sus diferencias, y donde la gestión de los conflictos parta desde la comprensión y el acompañamiento.
Hablan de agresiones físicas y verbales que no deberían formar parte de la rutina escolar, pero también de silencios que duelen: el miedo a expresarse, la falta de escucha, la sensación de que sus opiniones no cuentan. Y aunque una parte importante del alumnado permanece pasiva ante los conflictos, posiblemente por razones que distan de apoyarlos y disfrutarlos, hay quienes se atreven a alzar la voz, a mediar, a contar lo que sucede. Son señales potentes de un deseo de transformación.
Pero no todo es queja, también hay propuestas. Piden:
Espacios seguros donde comunicarse.
Actividades de mediación, tutorías, buzones de ideas: quieren aprender a gestionar sus emociones, a gestionar conflictos desde el diálogo, a construir relaciones sanas.
Este diagnóstico no es un documento más. Es un espejo y un llamado. Nos invita a mirar y pensar la escuela desde los ojos de quienes la habitan día a día. A reconocer que no hay transformación posible sin participación real de las y los jóvenes que construyen el mundo.
En el ámbito escolar, pedimos que las administraciones públicas ofrezcan a los centros educativos formación continua y adecuada para el profesorado. Este entrenamiento debe incluir herramientas para ayudar a los niños, niñas y adolescentes a identificar y afrontar los riesgos que existen en el entorno digital. Los educadores deben contar con los conocimientos y recursos necesarios para apoyar al alumnado en su interacción con las tecnologías. Para que eso no sea otra sobrecarga, es importante que tengan apoyo en otras áreas, que haya más recursos materiales y humanos, y se reduzca la carga burocrática.
Además, es necesario desarrollar políticas de protección y buen trato dentro de las escuelas, que incluyan medidas claras para identificar y mitigar los riesgos de acoso dentro del colegio, pero también en el mundo digital. Se debe fomentar la participación activa de los niños, niñas y adolescentes, para que puedan expresar su visión sobre el uso de las tecnologías y participar en la creación de un entorno digital más seguro.
El buen trato pone el foco en la prevención de la violencia, pero desde Educo recormdamos que también es importante saber detectarla, tener canales para denunciarla y responder cuando se produce.
A pesar de los riesgos que presenta, la tecnología también puede ser una aliada para prevenir y combatir el acoso y el ciberacoso. Iniciativas como Kanjo y b-resol, dos aplicaciones que permiten a los menores de edad identificar y denunciar el acoso de forma segura, son un ejemplo de ello.
Kanjo ofrece un espacio donde los niños y niñas (de 1º a 6º de primeria) pueden expresar sus emociones y en base a estas detectar señales de alerta sobre su bienestar emocional, mientras que B-resol (secundaria) facilita la denuncia de situaciones de acoso escolar en línea, conectando a los y las adolescentes con las personas de referencia del centro preparadas para abordar la situación. Estas herramientas digitales son ejemplos claros de cómo la tecnología puede contribuir a la protección de los menores de edad, ofreciendo un espacio seguro para que se expresen y reciban el apoyo adecuado cuando lo necesiten.
Desde Educo también insistimos en la necesidad de fortalecer y mejorar la figura del Coordinador/a de Bienestar y Protección, clave en los centros educativos para garantizar el acompañamiento emocional y social del alumnado. Debería ser fundamental en la detección temprana de problemas como el acoso escolar o las situaciones de vulnerabilidad emocional; también en la creación de estrategias preventivas y de protección.
Porque juntos, desde la escuela, podemos construir un mundo más justo, solidario y sostenible, donde cada voz cuente y cada joven sea protagonista del cambio que el mundo necesita.
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