El pasado viernes presentamos los resultados de una encuesta en la que 500 chicos y chicas de entre 11 y 17 años opinan sobre el buen trato en sus entornos educativos y, especialmente, sobre el comportamiento de las personas adultas hacia ellos y ellas. Esta muestra se enmarca en la campaña El Mejor Trato con la que queremos conseguir una cultura de buen trato hacia la infancia y la adolescencia que promueva la empatía, la escucha activa y el respeto y contribuya a prevenir la violencia en los espacios donde se encuentran.
Un dato significativo de la encuesta revela que el 37,5%, o sea, uno de cada tres niños, niñas y adolescentes afirma haber sido objeto de comentarios de personas adultas que les resultaron incómodos o molestos. Entre las situaciones más frecuentes se mencionan frases como “cosas de niños”, ridiculizaciones, críticas en público y observaciones percibidas como injustas.
Si sumamos los niños y niñas que dicen escuchar este tipo de comentarios hacia sus pares o que a veces sienten que los adultos les “pican” aunque ellos y ellas se lo toman a broma, el porcentaje se eleva al 80%.
Desde nuestra ONG Educo insistimos y sensibilizamos sobre este tipo de comportamientos y fomentamos nuevas formas de relacionarse. El maltrato físico o el abuso hacia la infancia son acciones evidentes de violencia, pero hay otros comportamientos como ridiculizar o hacer callar de forma humillante que están normalizados en la sociedad y afectan directamente al bienestar de niños y niñas y que también deberían considerarse violentos.
En los talleres que hacemos con ellos y ellas nos dicen claramente que son acciones que les provocan sufrimiento. Los y las adolescentes piden coherencia y más comportamientos ejemplarizantes de trato respetuoso.
En los talleres que hacemos con ellos y ellas nos dicen claramente que son acciones que les provocan sufrimiento. Los y las adolescentes piden coherencia y más comportamientos ejemplarizantes de trato respetuoso.
Por otro lado, la encuesta muestra que 3 de cada 4 niños y niñas manifiestan que nunca han oído hablar de los derechos de la infancia, no los conocen muy bien o, aunque los han tratado en el colegio, no se acuerdan. Esto pone de manifiesto una gran brecha entre el marco legal que reconoce los derechos de la infancia y la vivencia real de niños y niñas, que muchas veces no saben qué pueden esperar, exigir o reclamar en su entorno cotidiano.
Si los niños, niñas y adolescentes no conocen sus derechos, difícilmente podrán ejercerlos o reconocer cuando se están vulnerando. Es urgente que la educación en derechos no se quede en un tema puntual en el aula, sino que forme parte de una cultura de respeto y buen trato en todos los espacios donde crecen. Además, hablar de derechos no es una cuestión abstracta, sino una herramienta concreta para proteger a la infancia de situaciones de maltrato, discriminación o silencio.
Que los niños y niñas tengan información adaptada a sus edades es clave para la protección de la infancia. En este sentido, casi un tercio de los encuestados afirma no comprender el lenguaje de las personas adultas correctamente. En concreto, un 14% reconoce tener dificultades para comprender a sus docentes, porcentaje que se eleva al 16,37% cuando se trata de entender a los políticos y a los medios de comunicación: “A veces, los profesores utilizan palabras que no entendemos o van demasiado rápido. Nos cuesta seguir el ritmo. Con los políticos y las noticias pasa algo parecido. Por eso, muchas veces no presto atención o busco información en redes sociales, aunque sé que no siempre es fiable", nos dice uno de los adolescentes que participan en la campaña.
Por otro lado, un 28% del alumnado asegura que cuando mejor se siente es cuando le dejan tranquilo, pero le apoyan cuando lo necesita. Nos llama especialmente la atención que los chicos y chicas verbalicen que cuando mejor están es cuando menos se los fiscaliza. Piden abiertamente que no se esté tan encima, en definitiva, que se confíe en ellos y ellas porque ya pedirán ayuda cuando sea necesario.
La encuesta también profundiza en el entorno en el que se estudia. El diseño de los centros escolares es crucial para el bienestar de la infancia, ya que impacta en su desarrollo físico, cognitivo, social, emocional y creativo. Más del 50% de los chicos y chicas encuestados creen que no están diseñados para promover su bienestar, ni adaptados a las necesidades de todas las personas. Además, expresan el deseo de espacios más luminosos y de estar al aire libre.
“Nos gustaría que las aulas fueran más amplias, con ventanas grandes”
La protección a la infancia es responsabilidad de toda la sociedad. La campaña El Mejor Trato nace para hacernos reflexionar sobre cómo tratamos a la infancia y promover experiencias positivas en los centros educativos. Trabajar desde la prevención, en el diálogo y la escucha activa para fortalecer las relaciones entre personas adultas y niños y niñas, generando entornos de confianza y respeto.
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