Cuando la pequeña Shuvosree de tres años llegó a nuestro centro de atención a la primera infancia que tenemos en uno de los jardines de té de Bangladesh, en concreto el de Mirzapur, sufría de una desnutrición muy severa.
Su madre se había quedado viuda al fallecer el padre de la niña por causa de una grave enfermedad cardíaca y, como consecuencia, su único sustento que le permitía alimentar a sus dos hijos también se había desvanecido, así que sobrevivían como podían con el único sueldo de ella como recolectora de hojas de té.
Crecer en una plantación de té de Bangladesh en la que tus padres trabajan de sol a sol por un sueldo mísero no es fácil. Los trabajadores no son dueños de sus propias casas y la electricidad puede ser la única instalación moderna que disfrutan en su casa. No tienen pozo, agua corriente, ni tampoco letrinas y la mayoría, incluidos los niños y niñas que viven en la plantación, sufre de malnutrición.
Uno de nuestros trabajadores detectó el caso de la pequeña al saber de la situación de la familia y visitarla en su casa. Al llegar vieron que estaba muy débil y parecía agotada. Tras evaluar su estado llevaron a Shuvosree a uno de nuestros centros junto con su madre y su abuela de 65 años y las informaron sobre los servicios que ofrecíamos. Fue así como inscribieron a la pequeña en una de nuestras escuelas de educación infantil.
Su madre nos explicaba que les faltaba información: “No teníamos los conocimientos adecuados sobre nutrición. Siempre me preocupaba por cómo cuidar de mis hijos mientras trabajaba en el jardín. La admisión de Shuvosree en la escuela me ha ayudado a relajarme, es y ha sido un gran apoyo”. Y añade lo contenta que está con la ayuda que recibe: “Estoy agradecida a Educo por darle esta oportunidad de aprender y crecer en la escuela. Espero que reciba una educación y pueda ayudarnos en el futuro”.
Hoy la pequeña ya ha cumplido 5 años y está llena de energía. Lejos quedan los días en los que no podía andar ni hablar con claridad. Su timidez ha desaparecido, así como sus ganas de llorar por irse de allí. Para ayudarla a adaptarse, los cuidadores de la escuela se ocuparon especialmente de ella y la involucraron en distintas actividades. También sugirieron a su madre que pasara más tiempo con Shuvosree en casa para que ganara confianza en ella misma.
La historia de Shuvosree muestra cómo con un poco de ayuda y la colaboración entre personas se pueden marcar una gran diferencia en la vida de un niño o una niña.
Alimentación , Bangladesh , educación , plantación de té , Tea garden
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