“Caminaba más de un kilómetro cada día para conseguir agua. A veces no había. Y teníamos que beber agua del estanque. Nos enfermábamos.”Dilruba Yasmin, madre de tres niños, recuerda bien esos días.
Vive en Sekanderkhali, una aldea costera del distrito de Barguna, en Bangladesh. Allí, la vida la marca el clima: ciclones, sequías, suelos salinos. Pero si hay algo que define su día a día, es la falta de agua potable. Una falta tan severa que durante años obligó a Dilruba a caminar 40 minutos para llenar una garrafa. Con dolor en las piernas. Bajo el sol. A solas, porque su marido, jornalero, muchas veces tenía que marcharse lejos para trabajar.
Esta historia no es solo de Dilruba. Es la historia de muchas mujeres, de muchas familias en Bangladesh. Más de 20 millones de niños y niñas viven expuestos cada día a los efectos del cambio climático. Porque aquí, en el delta del Ganges, no hace falta imaginar el futuro climático. Aquí ya se vive.
Bangladesh es uno de los países más afectados por el cambio climático. Y lo es por una combinación peligrosa: su geografía plana, la densidad de población y su exposición constante a desastres naturales. En las zonas costeras del sur, como Barguna y Shariatpur, los efectos son especialmente duros.
Las familias pierden cosechas por la salinidad del suelo. El agua potable escasea. Los ríos se comen las orillas. Y muchas personas, ante la imposibilidad de vivir en sus pueblos, migran a barrios marginales de las grandes ciudades. Allí, los problemas no desaparecen, solo cambian de forma.
En medio de esta realidad, las niñas, niños y adolescentes son los más vulnerables. No solo por lo que sufren, sino porque sus oportunidades de futuro se reducen. Educación, salud, empleo, acceso a tierra. Todo se vuelve incierto. A pesar de esto, muchas veces se les excluye de los procesos de toma de decisiones sobre su propio entorno.
Pero hay algo que está cambiando. Y está cambiando desde dentro, desde los propios jóvenes. Desde nuestra ONG Educo Iniciamos este camino a través del proyecto Grow Green to Protect the Planet (Crecer en verde para proteger al planeta), y lo retomamos y ampliamos con YES4ECO.
Se trata de una propuesta que coloca a la juventud en el centro de la acción climática. Son chicos y chicas que:
En Barguna y Shariatpur ya se han creado seis clubes juveniles de adaptación climática. Desde ahí, chicas y chicos lideran acciones para educar, proteger y promover hábitos sostenibles en sus comunidades. No son voluntarios improvisados. Han sido formados en investigación participativa, liderazgo y derechos. Y están dejando huella.
En uno de sus estudios casa por casa, el grupo de adolescentes y jóvenes de Sekanderkhali conoció la historia de Dilruba. Escucharon con atención, tomaron nota y se marcharon.
Tras identificar la falta de agua como uno de los principales problemas del barrio, decidieron hacer algo concreto. Se reunieron con la comunidad y propusieron instalar un sistema de recolección de agua de lluvia en casa de Dilruba.
Hoy, Dilruba ya no camina durante horas para buscar agua. No necesita usar botellas de plástico ni tiene que arriesgarse a beber agua contaminada. Puede cuidar de su casa, de sus hijos, y respirar un poco más tranquila.
Después de ella, otras ocho familias recibieron el mismo sistema. En total, más de 50 personas ya disfrutan de agua potable sin tener que abandonar su hogar ni poner en riesgo su salud.
La historia de Dilruba es pequeña pero inmensa. Porque muestra lo que ocurre cuando se escucha, cuando se actúa desde lo local y se pone la educación al servicio de la comunidad.
En Educo creemos que la educación es urgente porque educar cura, empodera y protege. Y eso es justo lo que está pasando en Barguna: adolescentes que identifican riesgos, que entienden su contexto y que lideran el cambio. Porque sí, la juventud puede —y debe— ser parte de la solución.
Como dice Dilruba: “Este proyecto ha cambiado nuestras vidas. Espero que más familias puedan recibir esta ayuda para tener un futuro mejor y más sostenible.” Lo dice sin alzar la voz. Pero con una convicción que resuena.
Porque cuando la educación se convierte en acción, cuando las personas importan más que las cifras, cuando los problemas se enfrentan desde la raíz, el cambio es real y el futuro se transforma.
Agua , agua potable , Bangladesh , cambio climático , cuidar del planeta , educación , medioambiente
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