María José Palacios es una niña nicaragüense de 15 años que
a los 7 tuvo que empezar a trabajar de vendedora ambulante para ayudar con los gastos de casa. Sus padres habían emigrado a Costa Rica en busca de un trabajo con el que poder mantener a su familia y ella se quedó con sus dos hermanos en casa de su abuela. Después de toda una jornada de trabajo, María José volvía a casa muchos días con 90 céntimos en el bolsillo. Sin embargo, a pesar de las necesidades, siempre tuvo muy claro que no debía abandonar la escuela.
A María José siempre le ha gustado estudiar y, de hecho, su nombre figura en los registros de excelencia académica en primaria y secundaria. Sin embargo,
cuando empezó a trabajar había días que decidía saltarse clase, bien porque tenía malas ventas y necesitaba vender más, bien porque tenía buenas ventas y quería aprovecharlas. Los lugares de venta que escogía María José eran los buses, la escuela, el campo deportivo y la carretera. Los días que faltaba a clase los compensaba con un mayor esfuerzo para poder seguir el ritmo de la escuela y no perder ningún curso.
María José, con su madre y su hermano pequeño
Un esfuerzo recompensado
Actualmente María José cursa el cuarto año de secundaria en el Instituto Antonino Vacaro en San Rafael del Norte, una comunidad del municipio de Jinotega. Se trata de una de las escuelas en las que Educo colaboramos desarrollando
acciones para promover el derecho de los niños y niñas a tener una educación de calidad. Cuando cursaba primaria, participó en espacios de capacitación para formar a los escolares en temas de liderazgo estudiantil y ayudarlos a crecer como personas.
“Lo que me inculcaron mis docentes de primaria me está sirviendo para tener liderazgo dentro del grupo de secundaria", nos comenta María José, que actualmente participa en la Federación de Estudiantes de Secundaria como estudiante monitora de matemáticas. Gracias a esta experiencia, ella tiene claro
“que para construir un buen futuro es importante estudiar, compartir y conocer sobre nuestros derechos como niñas y niños”.
Sus padres volvieron a Nicaragua y montaron un negocio de comedor y elaboración y venta de pan. Ahora María José colabora en el negocio familiar, una actividad que le ha servido también para despertar su interés por la lógica y las matemáticas.
Su deseo es ir a la universidad para poder ser "una gran arquitecta". Después de todo su recorrido vital, quiere lanzar un mensaje a los demás niños y niñas:
“no permitan que el trabajo les impida continuar con sus estudios, porque la escuela es el camino que nos conduce al éxito en la vida”.
María José participando en una de las actividades que desarrolla Educo, cuando estudiaba primaria
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