En la aldea de Samad Matber Kandi de Bangladesh, la vida de las niñas parece escrita de antemano. Casarse siendo adolescentes es visto como el camino inevitable, aunque eso signifique renunciar a los estudios, a la infancia y a los sueños.
Sin embargo, Jannat, de 19 años, decidió romper ese guion de vida. Su historia es la de muchas chicas que, con información, apoyo y formación, descubren que tienen derecho a decidir y a construir un futuro distinto.
“Mi familia creía que casarme era la única opción. Pero dentro de mí sabía que quería más para mi vida, y también para las demás niñas”, recuerda.
La oportunidad llegó cuando se unió a Educo, gracias al proyecto que llevamos a cabo en su localidad con el que impulsamos la resiliencia de comunidades de la costa sur de Bangladesh frente al cambio climático. Lo que parecía un espacio de aprendizaje ambiental acabó siendo un punto de inflexión en su vida.
En las sesiones del club, Jannat recibió formación en cambio climático, gestión de desastres, derechos de la infancia y equidad de género. Allí descubrió algo transformador: tenía derecho a decir “no” al matrimonio infantil, al miedo y al silencio.
“Las formaciones lo cambiaron todo para mí. Por primera vez entendí que podía alzar mi voz”, explica.
Con el respaldo de sus compañeras y facilitadores, se atrevió a hablar con su familia y a explicarles que su futuro no debía decidirse por costumbre ni presión social. Tras un proceso de diálogo, logró convencerles. No solo frenó su propio matrimonio temprano: también abrió la puerta a que otras niñas imaginen un futuro diferente.
Bangladesh es uno de los países más vulnerables a los efectos de la crisis climática. Según Naciones Unidas, casi 19 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse de aquí a 2050 por el aumento del nivel del mar y los desastres naturales. En este contexto, proyectos como el nuestro se convierten en herramientas esenciales para que las comunidades se adapten a la nueva realidad.
El objetivo es claro: fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación de las comunidades de la costa sur mediante la participación activa de adolescentes y jóvenes. Ellos y ellas adquieren conocimientos prácticos que aplican en su día a día: desde plantar árboles y cuidar la biodiversidad hasta promover el uso responsable del agua o la preparación frente a inundaciones.
Pero el impacto va más allá de lo ambiental. La juventud también impulsa cambios sociales, como la prevención del matrimonio infantil o la defensa de la igualdad de género. La educación se convierte en la herramienta que cura, protege y empodera.
Hoy Jannat no solo logró detener su matrimonio temprano: es una joven activista que participa en campañas de sensibilización y talleres escolares. Su voz inspira a otras chicas a reconocerse como protagonistas de su historia.
“Quiero que cada niña sepa que tiene poder para decidir su futuro. Educo me ayudó a proteger mis derechos y ahora quiero ayudar a otras a proteger los suyos”, afirma con determinación.
La historia de Jannat demuestra que cuando se escucha a los jóvenes y se les ofrecen herramientas, el cambio es posible. No se trata solo de frenar una práctica dañina como el matrimonio infantil, sino de abrir un abanico de oportunidades: estudiar, participar en la comunidad, proteger el medio ambiente y convertirse en referentes de transformación.
En un país donde casi la mitad de las mujeres se casan antes de los 18 años, cada caso como el de Jannat es un paso adelante hacia la igualdad.
Su decisión de resistir no fue un acto aislado. Es la prueba de que la educación y la participación juvenil son la clave para enfrentar la crisis climática y social de nuestro tiempo.
Bangladesh , cambio climático , educación , igualdad de género , medio ambiente
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