Que los niños, niñas y jóvenes participen y se sientan escuchados en la sociedad es importante, pero más lo es en un país como Guatemala, donde casi el 40% de la población son personas menores de 30 años. Por este motivo, es muy necesaria una reflexión de los adultos para ver cómo se avanza y qué desafíos se tienen por delante para que toda esta parte de la población contribuya a un desarrollo social.
Y es lo que trabajamos con nuestro proyecto Altavoz con el que queremos que los jóvenes se sientan empoderados. Y lo hacemos formando a más de 200 niños, niñas y adolescentes de 10 escuelas de Chichicastenango y Santa Cruz del Quiché sobre cuáles son sus derechos, dándoles herramientas, enseñándoles en qué consiste la democracia y la inclusión y, a la vez, sensibilizando a sus familias sobre la importancia de que las nuevas generaciones participen, siempre de la mano con las autoridades municipales.
Andrea, una de las jóvenes que participa nos cuenta que la confianza de permitirles participar es algo que la motiva para estar activa: “He aprendido que puedo dar mi opinión y también debo escuchar las de los demás”, nos cuenta.
Para Brayan, ser parte de estos procesos le permite ser un ejemplo para otros jóvenes, siempre desde el respeto por los demás: “Me siento bien porque mis opiniones se toman en cuenta”, expresa.
Paola, por su parte, quiere dar un mensaje a todos los niños, niñas y jóvenes: “No se rindan, cumplan sus sueños, sigan adelante, rían, salten, bailen, hagan lo que les guste. No se apaguen por una simple palabra”.
Aún queda un largo recorrido para alcanzar la participación de los jóvenes en el mundo, pero acciones como esta, mejoran su calidad de vida.
confianza , Derechos de la Infancia , educación , Guatemala , participación
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