"Es una niña, no necesita más educación. Se casará y tendrá una familia. Su hermano estudiará porque se ocupará de la familia". Esta es la sentencia que amenazaba a la pequeña Suriya de Bangladesh. Y es que cada año, en todo el mundo, 12 millones de niñas están obligadas a casarse.
Pero esta joven, de ahora 20 años y que quiere ser soldado, no se conformó con la decisión de su familia. Ella creía firmemente en el poder de la educación al que las niñas, aunque sean de familias pobres, también tenían derecho. Quería aprender a leer y a escribir, una de las cosas que más le gustaba hacer. Y así lo hizo.
Se unió al Club de adolescentes y jóvenes de su barrio Purbo Kornight, que impulsamos desde Educo y en el que concienciamos a los niños, niñas y jóvenes sobre cuáles son sus derechos y todo lo que no deben consentir, y desde entonces, la joven es la persona que más matrimonios infantiles ha impedido en su aldea. Primero habla con la familia, y si no la escuchan, entonces habla con los representantes de la comunidad que forman parte de un comité de protección a la infancia que, a su vez, vuelven a contactar con la familia hasta que consiguen la promesa de no casar a la niña a una edad temprana.
Ahora todo el mundo conoce a Suriya porque sabe cómo manejar esta y otras situaciones. Y es que la joven nunca falla a las reuniones del Club y ha aprendido mucho. Por ejemplo, conoce varios números de teléfono gratuitos para prevenir el abuso infantil o cómo protegerse.
Ella cree que la mayoría de las familias no son conscientes de las consecuencias que tiene casar a una niña. Por eso, organiza mensualmente reuniones es su comunidad, concretamente en el patio de la escuela, para explicar a padres y madres todas las desventajas que comportan los matrimonios infantiles y cómo prevenirlos. Y estos encuentros dan resultado, pues muchas familias se han replanteado la fatídica decisión de casar a sus hijas. "No más matrimonio infantil, las mujeres nos haremos un lugar en esta sociedad leyendo y escribiendo", dice Suriya.
Suriya se ha empoderado y ha sido valiente para decirle a su familia y a muchas otras no al matrimonio infantil. Además, quiere proteger a otros niños y niñas de cualquier peligro que les aceche. "Sigo estudiando para trabajar como soldado en el ejército de Bangladesh. Además, estoy desempeñando mi papel como agente de cambio social para detener el matrimonio infantil en mi comunidad y en el país en el futuro", sentencia la joven.
Y estamos convencidos de que lo logrará.
Bangladesh , derecho a la educación , educación , matrimonio infantil , Pobreza
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