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Cómo aprender a ser paciente con nuestros hijos

Cómo aprender a ser paciente con nuestros hijos

agosto 12, 2015
Dicen que la paciencia es una virtud y una muy necesaria cuando se tienen hijos. Pero dependiendo de nuestro carácter y personalidad, a veces ser paciente puede llegar a ser muy difícil, sobre todo cuando nos pilla cansados. Pero lejos de ser una habilidad innata, la paciencia es como un músculo. Cuanto más se practica, mejor lo hacemos. Aquí en Cuaderno de Valores te contamos las claves para cultivar la paciencia de los niños. Hoy queremos darte unos trucos para aprender a ser pacientes con ellos. Todos sabemos que tener niños requiere mucho amor, dedicación y paciencia. Pero no siempre nos sentimos con las ganas o el tiempo que requiere esto último.

Trucos para aprender a ser paciente

A continuación te desvelamos ocho maneras para ser paciente cuando sientes que ya no puedes más.

Ser paciente con uno mismo

Esto es lo primero que uno debe hacer. Aprender a no ponerse metas demasiado altas ni pretender cumplir con todo lo que ya está apuntado en la lista de cosas que hacer. Somos humanos y hasta los más pacientes se cansan, se enfadan y pueden perder los nervios. Es mejor marcarse menos objetivos y aprender a no sentirnos mal si no los cumplimos.

Cuenta hasta 10

Puede parecer una tontería pero esto funciona de verdad. Si sientes que estas al borde de perder los nervios, para lo que estás haciendo y cuenta hasta diez y respira profundo, despacio. Esto nos permite alejarnos de la rabia y la frustración y valorar la situación desde un lado más tranquilo. Si sientes que no es suficiente, tómate unos minutos más a solas.

Nadie es perfecto

Los niños, aunque sean nuestros, tampoco lo son. No nacen sabiendo qué hacer y no aprenden a la primera. Necesitan práctica y tiempo, y quizás otra explicación antes de hacerlo bien. Y si no, quizás deberíamos reenfocar cómo y qué les estamos enseñando. Quizás les estemos pidiendo más de lo que pueden hacer o no les estemos dando el tiempo que necesitan para hacerlo bien. paciencia2

Identificar tus puntos débiles

Una buena idea es hacer recuento de las veces que has perdido los nervios y por qué. Seguramente encuentres un patrón que has de cambiar. Si sueles perder los nervios a la hora de la cena o el baño, por ejemplo, prepárate mentalmente para ello y proponte un nuevo plan de acción.

Ser un ejemplo a seguir

Recuerda que los niños aprenden imitando. Y si nosotros somos el espejo en el que se miran, debemos tener cuidado con nuestra forma de reaccionar, incluso cuando estamos agotados. La próxima vez que estés a punto de perder la paciencia, recuerda que reaccionar con enfado es lo último que queremos que imiten.

Reírse más

Dicen que reírse es la mejor terapia y una alternativa a la hora de reaccionar. La próxima vez que a tu hija se le caiga la bandeja con comida, intenta reírte. Aunque solo sea por quitarle hierro al asunto.

Hablar y razonar

Cuanto más impacientes nos sintamos, más les transmitimos nuestra propia ansiedad. Por eso es importante hablar con serenidad y complicidad. Razonar y ayudarles a entender cómo te sientes también funciona. Además, es un recurso más que aprenderán cuando ellos son los que sufren una rabieta.

Práctica diaria

Para permanecer calmado y en control, es necesario entrenar la mente a diario, para enseñarle a reaccionar cuando perdemos los nervios. Y recuerda, no podemos tratar a los niños como si fueran adultos, preparados para sentir empatía o solidaridad. Estas son otras habilidades que debemos enseñarles con el ejemplo. Derechos de imágenes: Amrufm, Brooke Anderson.
Ayúdamos a que más ninos y niñas estén en la escuela, es su derecho

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