Phubbing

¿Qué es el ‘phubbing’ y cómo afecta a nuestras relaciones?

octubre 07, 2025

El phubbing es un fenómeno cada vez más común en nuestra vida diaria: estar con alguien y, en lugar de mirarle o escucharle, dirigir toda la atención a nuestro teléfono móvil.  

La palabra combina phone (teléfono) y snubbing (despreciar) y describe esa acción de ignorar a otra persona por mirar la pantalla. Aunque a primera vista puede parecer un gesto inofensivo, lo cierto es que afecta directamente a la calidad de nuestras relaciones, ya que transmite desinterés y rompe la comunicación no verbal que sostiene la confianza y la empatía. 

¿De dónde viene el término phubbing? 

El término nació en Australia en 2009, en un intento de poner nombre a una práctica que todos reconocían, pero nadie sabía cómo describir. 

La mezcla de los dos vocablos ingleses refleja bien la esencia del problema: el móvil como elemento que desplaza a las personas reales. Desde entonces, la expresión se ha popularizado en ámbitos académicos, medios de comunicación y, poco a poco, en el lenguaje cotidiano. 

¿Por qué hacemos phubbing sin darnos cuenta? 

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El phubbing no siempre es intencionado. Muchas veces lo hacemos de forma automática porque la tecnología está diseñada para captar nuestra atención. Las notificaciones constantes, los sonidos y los iconos rojos de alerta funcionan como estímulos que interrumpen cualquier conversación y nos empujan a mirar la pantalla. Esta dinámica alimenta lo que muchos especialistas definen como una adicción digital, reforzada por la inmediatez de las redes sociales. 

Otro motivo que explica esta conducta es el conocido FOMO (Fear Of Missing Out), el miedo a perdernos algo. Esa sensación de que, si no revisamos el móvil, podemos quedar fuera de una noticia, un mensaje importante o una interacción en línea, nos lleva a interrumpir lo que estamos viviendo para comprobar qué ocurre en lo digital. Con el tiempo, esa reacción se convierte en un hábito casi inconsciente. 

Finalmente, el phubbing también se sostiene en la normalización del multitasking digital. Creemos que podemos atender varias cosas a la vez: hablar mientras revisamos mensajes, cenar mientras contestamos correos o jugar con nuestros hijos mientras miramos redes sociales. Sin embargo, esa falsa multitarea fragmenta nuestra atención y, aunque nos parezca normal, debilita la calidad de las relaciones que tenemos delante. 

Consecuencias del phubbing en nuestras relaciones personales 

Las consecuencias del phubbing son profundas porque no se trata solo de mirar una pantalla, sino de lo que ese gesto transmite. Quien recibe el ninguneo percibe falta de interés y desconexión emocional.  

En las relaciones de pareja, distintos estudios demuestran que el phubbing está relacionado con más conflictos, celos y una menor satisfacción. En las amistades, puede generar distancia y desconfianza, y en la familia erosiona los espacios de diálogo y cercanía.  

La comunicación se vuelve más superficial porque dejamos de escuchar activamente, perdemos detalles en las expresiones faciales y no recogemos señales emocionales. 

¿Cómo afecta el phubbing a niñas, niños y adolescentes? 

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En la infancia y adolescencia, el impacto del phubbing es aún mayor porque los menores construyen su identidad y autoestima a partir de la atención que reciben. Cuando los adultos están más pendientes del móvil que de ellos, perciben que no son prioridad. Ese mensaje puede debilitar el vínculo afectivo y afectar a su seguridad emocional.  

Además, los niños aprenden por imitación: si ven a sus referentes más atentos al dispositivo que a la conversación, reproducirán ese modelo en sus relaciones con amigos y compañeros. 

En uno de nuestros últimos informes ya advertíamos que uno de cada diez niños entre 6 y 13 años pasa buena parte del verano solo en casa frente a un teléfono móvil, sin supervisión y durante muchas horas al día.  

Esta situación, además de aumentar el riesgo de aislamiento, multiplica la exposición a contenidos inadecuados y a dinámicas digitales poco saludables. Por eso, trabajar la educación digital y la gestión del tiempo frente a las pantallas forma parte del compromiso de Educo para garantizar el bienestar integral de la infancia. 

¿Se puede evitar el phubbing? 

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Evitar el phubbing es posible, pero requiere voluntad y cambios de hábitos. La clave está en recuperar la atención plena en los momentos compartidos. Reservar espacios sin móviles, como la mesa durante las comidas o la hora de dormir, es una forma sencilla de enviar el mensaje de que la persona que tenemos delante importa más que la pantalla. También resulta útil activar modos “no molestar” o silenciar notificaciones en situaciones que requieren concentración en el otro. 

En el caso de niñas, niños y adolescentes, lo más eficaz es enseñar con el ejemplo. Si los adultos muestran que saben desconectar del móvil para prestar atención, estarán transmitiendo un aprendizaje mucho más fuerte que cualquier discurso.  

Educar en un uso responsable de la tecnología implica acompañar, poner límites claros y, sobre todo, demostrar con acciones que la prioridad son las relaciones humanas. 

Existen, además, herramientas prácticas que pueden ayudar: desde aplicaciones de control del tiempo hasta acuerdos familiares sobre horarios de uso o espacios libres de móviles en casa. No se trata de demonizar la tecnología, sino de integrarla de forma consciente en nuestra vida para que sume en lugar de restar. 

Preguntas frecuentes

¿Qué es el ningufoneo? ¿Es lo mismo que phubbing?

Sí, ningufoneo y phubbing son lo mismo. El término en inglés surge de unir phone (teléfono) y snubbing (despreciar). En español se ha traducido como ningufoneo porque describe con claridad la acción de ignorar a alguien para mirar el móvil. Es una conducta cada vez más habitual que afecta tanto a la comunicación como al bienestar emocional de las personas.

¿Qué consecuencias tiene el phubbing en la vida diaria?

El phubbing genera sensación de rechazo en quien lo sufre, debilita los vínculos emocionales y resta calidad a las conversaciones. En pareja, puede provocar conflictos y desconfianza; en la familia, reduce la cercanía y los momentos de conexión; en la amistad, crea distancia y falta de interés. También afecta a la infancia y adolescencia, porque cuando los adultos ningufonean, transmiten el mensaje de que la pantalla es más importante que la relación, lo que puede influir en su autoestima y en la forma en que se relacionan con los demás.



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Publicado por:

Elsa Sirvent

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Periodista

Elsa Sirvent es Comunicadora social y creadora de contenidos en la ONG Educo.

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