En Burkina Faso la tasa de desempleo es altísima para los jóvenes: más de un 60% de desempleados son menores de 24 años. Además, la búsqueda de trabajo, incluso para los niños y jóvenes, provoca importantes desplazamientos internos de población, especialmente de las zonas rurales a los centros urbanos, con todos los riesgos que comporta la migración forzosa.
Pero este grave problema es una consecuencia directa de la falta de cumplimiento de los derechos de la infancia que deben afrontar este país africano. Los niños y niñas más vulnerables de familias con pocos recursos, la mayoría de las zonas rurales, se ven privados de servicios tan básicos como el acceso a centros de salud, agua potable, educación o incluso a una buena nutrición o una vivienda.
Es el caso de Aminata, una joven burkinesa que con tan solo 19 años ya es madre soltera. Vivía en un pueblecito a pocos kilómetros de la ciudad de Ouahigouya, donde hace unos años se mudó con su tía para poder continuar con sus estudios. Sin embargo, debido a las dificultades financieras y después de repetir varios cursos, la niña se vio obligada a abandonar la escuela para poder ayudar a su tía con la limpieza del hogar y el pequeño negocio. "Solía vender mangos en Ouahigouya y hacer las tareas domésticas", nos cuenta.
Pero la vida diaria de Aminata cambió radicalmente cuando se encontró de frente con uno de los riesgos a los que se enfrentan las niñas que tienen que crecer demasiado rápido: el embarazo no deseado. Su vida se puso patas arriba y su futuro se oscureció. El padre del bebé eludió toda responsabilidad dejándola sola: "Quedé embarazada y el padre de mi hijo no se ocupó de mí, cuando me había prometido matrimonio".
Después de dar a luz, tuvo que guardar reposo, lo que aumentó aún más su vulnerabilidad. No tenía a nadie que le ayudara a criar a su bebe, ni siquiera al padre de su hijo, ni manera de ganarse la vida. Fue entonces cuando la conocimos y le ofrecimos unirse a nuestro programa de formación profesional. Sin dudarlo aceptó la propuesta y empezó a trabajar como aprendiz en un taller de costura.
Con este proyecto que llevamos a cabo en la zona norte de Burkina, concretamente en Ouahigouya, identificamos a los jóvenes en situación de extrema vulnerabilidad y les ofrecemos una salida gracias a la formación técnica. Además, les dotamos de una pequeña suma económica que les permite cubrir sus necesidades más básicas mientras dura la formación de ocho meses.
Aminata fue elegida porque es muy joven y además madre soltera. Nos cuenta que le gustaría terminar su formación y reforzar sus conocimientos para que el día de mañana, cuando consiga reunir los recursos necesarios, pueda abrir su propio taller. "Mi vida cambió cuando Educo me colocó como aprendiz en este taller. He adquirido conocimientos en el campo de la costura y esto me será útil en el futuro. Estoy trabajando para mejorar mi vida y la de mi hijo. Estoy muy agradecida a Educo por lo que han hecho por mí”.
Y no se olvida de otras chicas que ahora mismo pueden estar pasando por la misma situación que ella vivió: “A las chicas jóvenes como yo les diría que se concentren en sus estudios y no se dejen engañar por los chicos. El padre de mi hijo me prometió matrimonio, pero cuando me quedé embarazada me dejó con el niño. El trabajo que estoy aprendiendo me permitirá cuidar de mí y de mi hijo más adelante”.
África , Burkina Faso , educación , formación , migración , Trabajo infantil
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