¿Tu hijo se enfada cuando un niño coge uno de sus juguetes? ¿Monta una rabieta cuando su hermano quiere jugar con él? Compartir no es sencillo, todos los padres lo sabemos. Ahora bien, ¿qué podemos hacer para fomentar el valor de compartir?
Hoy en Educo hablamos sobre la importancia del compartir, no sólo en el día a día, sino a largo plazo y te damos consejos para que acompañes a tu pequeño en su aprendizaje.
Como padres y docentes, una de las temáticas que más nos interesa es educar en valores. Por este motivo, consideramos muy importante hablar sobre el valor de compartir, un valor a veces en desuso pero nunca caducado. Compartir es el acto de dar, sin esperar nada a cambio, sólo por el placer de hacer feliz a otra persona. Sin duda, se trata de una habilidad social fundamental para los pequeños.
Sin embargo, como bien ya dijimos, todos sabemos que compartir en la teoría es una cosa y en la práctica, ¡otra! ¿Te ha pasado alguna vez escuchar a tu hijo gritar "es mío", antes de empujar a otro niño? Se trata de un comportamiento totalmente normal y ¡súper habitual! Esto no significa que debamos pasarlo por alto y dejar que el niño haga lo que desee.
Desde aquí, te recomendamos que antes que nada entiendas a tu hijo. Las niñas y niños y pequeños (menores de 4 años) en general no comprenden exactamente qué significa compartir. Muchas veces incluso llegan a pensar que si le dan un juguete a otro niño, éste no se los devolverá. Y seamos sinceros: ¿cuántas veces sucede que el niño que ha recibido el juguete prestado se niega a devolverlo y monta una rabieta?
Con 4 o 5 años, los niños tienen la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender el ida y vuelta del compartir. Es en ese momento, cuando debemos fomentar esta actitud.
¿Te has preguntado alguna vez cuál es la importancia de compartir? Todos repetimos como loros que "hay que compartir", pero ¿por qué? Compartir es una acción generosa: implica dar, no sólo cosas materiales sino acciones inmateriales. El compartir está ligado a la propia esencia de una persona, no sólo compartimos un objeto sino a nosotros mismos, a través de sonrisas, de ayuda, de cariño.
Entonces, podríamos decir que compartir mejora nuestro entorno. Cada vez que entregamos un pedacito nuestro, estamos disfrutando, amando, ¡viviendo! Por otra parte, compartir implica también cooperar. La cooperación es la base de una sociedad: sin ella, no se puede avanzar. Ser totalmente independiente es una utopía, todos necesitamos de alguien y de algo y sólo la cooperación nos permite crecer y mejorar como sociedad, como un todo.
Además, este valor se relaciona a su vez con el respeto. Al cooperar con otra persona, le otorgamos nuestro respeto. Nuestro respeto a su individualidad, a sus necesidades, a sus cualidades.
Como ves, compartir es fundamental no sólo para que los niños se transformen en seres de bien sino también para que la sociedad avance en lugar de retroceder. En un mundo cada día más frívolo y basado en la propiedad, enseñar valores es la luz al final de túnel que nos permitirá construir un mundo mejor, más inclusivo, más comprensivo, más cálido, más humano.
Veamos ahora juntos algunos consejos para enseñar a los niños el valor de compartir:
Compartir es un valor fundamental que viene de la mano de otros valores troncales de la sociedad.
Eduquemos en valores y luchemos por un mundo mejor.
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¿A qué edad comienzan los niños a entender el valor de compartir?
A partir de los 4 o 5 años, muchos niños y niñas comienzan a desarrollar habilidades sociales que les permiten ponerse en el lugar del otro y comprender mejor el concepto de compartir. Sin embargo, este aprendizaje es gradual y requiere acompañamiento. Antes de esa edad, su pensamiento es más egocéntrico, por lo que compartir puede resultar confuso o generar ansiedad.
¿Es normal que un niño pequeño no quiera compartir?
Sí, es completamente normal. En las primeras etapas del desarrollo, los niños y niñas sienten un fuerte apego por sus objetos y no comprenden que compartir no significa perder lo que es suyo. No se trata de egoísmo, sino de un proceso natural que requiere paciencia y guía. Con el tiempo y el ejemplo, aprenderán que compartir también les permite disfrutar y conectar con los demás.
¿Por qué es importante que los adultos den ejemplo?
Porque los niños y niñas aprenden principalmente por imitación. Si ven que los adultos a su alrededor comparten, colaboran y se preocupan por los demás, tenderán a reproducir ese comportamiento. Mostrar generosidad, respeto y cooperación en situaciones cotidianas es una forma poderosa de enseñar valores sin necesidad de grandes discursos. Los actos hablan más que las palabras.
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