La pandemia trastocó algo tan normal, seguro y beneficioso como el curso escolar y nos sumió en un futuro educativo incierto. Las clases presenciales tuvieron que ser canceladas y el curso tuvo que acabarse de manera virtual. El profesorado dio todo y más para que la educación continuara, con virus o sin él.
Ahora, sumergidos en la segunda oleada, estamos a principios del nuevo curso escolar que se presenta también desafiante. Profesores y profesoras, los otros héroes de la pandemia, están volcando todo sus esfuerzos para que, pese a las dificultades, el curso salga adelante y la educación presencial, la más justa y menos discriminatoria, sea una realidad.
Para conocer más de cerca esta situación, hablamos con Fina Loscos Pagés, directora de la escuela Sant Ramon de Penyafort. Ella nos contó los retos a los que se enfrentan, los esfuerzos que han hecho, la situación del alumnado más desfavorecido y la importancia de la participación de los niños y las niñas.
Muchas. La primera y más inmediata es la aplicación de los protocolos de seguridad, que suponen una pérdida de agilidad, inmediatez y proximidad respecto a un curso normal. Los alumnos han de entrar separados, esperar a que les tomen la temperatura, lavarse las manos muy a menudo. Todo esto supone una pérdida de “naturalidad” en el comportamiento de los niños y adolescentes.
Por otra parte, también exige un cambio en la organización de los grupos y los profesores para reducir los contactos que intervienen en cada grupo estable, lo que supone organizar a los especialistas de forma diferente a la habitual, tratando siempre de mantener la calidad educativa. Y el hecho de llevar mascarilla durante las clases supone un aumento del nerviosismo y estrés entre los alumnos y los mismos profesores.
El primer reto es conseguir mantener las medidas de seguridad que nos ayuden a garantizar la salud de nuestros alumnos, profesores y personal de servicio. Es importante mantener los protocolos y no relajarnos.
El segundo reto es mantener la calidad educativa, fijar cuáles han de ser las competencias y contenidos fundamentales que hay que trabajar este curso y prever las actuaciones que habrá que llevar a cabo cuando se tenga que confinar algún grupo estable.
Llevamos trabajando desde el mes de julio con las orientaciones que recibimos, en nuestro caso desde la Generalitat y el Departamento de educación. Las hemos adaptado a las nuevas orientaciones que salieron a finales de agosto y seguimos adaptándonos a las necesidades que observamos una vez se ha iniciado el curso.
Todo el personal del centro, pero especialmente el profesorado, han realizado formaciones y múltiples reuniones para fijar los protocolos. Muchas horas de trabajo, coordinación y mucha voluntad para que se pudieran abrir los colegios de la forma más segura posible.
La pandemia ha agudizado situaciones de vulnerabilidad, sobre todo de aquellas familias que han perdido el trabajo, que tienen dificultades para acceder a las ayudas públicas, etc. No hay más que ver en las noticias las colas que se forman delante de las organizaciones como Cáritas, Cruz Roja y otras muchas para pedir ayuda. A la inquietud por la enfermedad se une la inquietud por no saber cómo cubrir las necesidades básicas y esta situación afecta a los niños y adolescentes, les crea ansiedad, temor, inseguridad, incluso puede provocar actitudes agresivas.
Pensamos que lo primero que hemos de hacer es trabajar las emociones de estos alumnos, entender qué sienten, cuáles son sus temores, ayudarles a manejar sus inseguridades, potenciar la tarea de los tutores y de los gabinetes psicopedagógicos. Ayudarles a sentirse cómodos en el grupo, ilusionados por aprender.
Otro problema es que muchas veces estas familias no disponen de los medios tecnológicos que les permitan seguir las clases en caso de cuarentenas, como ya se detectó durante el confinamiento. Las necesidades tecnológicas de estas familias deben ser atendidas desde la instituciones públicas que así lo han prometido. Esperemos que realmente lo cumplan.
Dependerá de la edad de los alumnos. Los más pequeños trabajarán los hábitos de higiene y de seguridad a partir de proyectos sobre la salud, los hábitos saludables, etc. Es importante que entiendan la situación que vivimos, sin angustia, pero conscientes de que hemos de actuar con responsabilidad. Cuando sabemos por qué hacemos las cosas es más fácil actuar en consecuencia. Y para los mayores, ayudar en las tareas de desinfección de las aulas y de los espacios compartidos es la mejor manera de participar en la nueva situación.
Ya llevamos muchos meses conviviendo con la pandemia y lo cierto es que la mayoría de niños y adolescentes entienden que no vivimos una situación normal y actúan siguiendo los protocolos sin ningún problema.
Conoce quiénes somos, qué hacemos y por qué lo hacemos.
Recibe nuestra newsletter con todas las novedades.
Con los REGALOS SOLIDARIOS EDUCO ayudarás a que miles de niños y niñas vulnerables puedan estudiar, crecer sanos y tener oportunidades de futuro. ¡Regala aquí!