En España uno de cada cinco niños ha sufrido abusos o maltrato, una cifra que no se puede tolerar y que debería reducirse con la reciente aprobación por parte del Consejo de Ministros del anteproyecto de la Ley Integral de Protección a la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia.
Es un avance a nivel político y administrativo para reducir esta problemática pero el cambio también tiene que nacer a nivel individual con la respuesta que cada uno de nosotros proporcionamos a niños y a niñas cuando se encuentran en situaciones de violencia.
“Casi el total de niños y niñas, un 97,6% de todos los participantes, piensan que para acabar con la violencia lo que deben hacer las personas adultas es escuchar lo que las niñas y los niños tienen que decir.” Esta es una de las conclusiones a las que llega el informe Érase una Voz II en el que participaron activamente niños y niñas y que pone de manifiesto la importancia de la escucha activa, de respetar aquello que nos tienen que decir.
Escuchar activamente es atender a lo que nos tienen que decir desde la empatía, desde el corazón. Crear un clima de confianza con nuestra actitud, respetar al interlocutor, conseguir que sientan que pueden contar con nosotras y nosotros. Los niños y niñas acuden a las personas adultas cuando tienen miedo o se sienten en peligro, pero como muestra el informe, muchas veces no los escuchamos. Si queremos prevenir la violencia tenemos que estar atentos, no cuestionar lo que nos cuentan en base a su edad, género o procedencia.
La escucha activa tiene como objetivo conocer no solo el contenido del mensaje, sino también el sentimiento o actitud de la persona que escuchamos. La escucha verdaderamente activa observa expresiones faciales, la postura del cuerpo, la respiración o los movimientos de las manos y los ojos. Los tonos de voz también son parte de la escucha activa, nos dan más información de lo que nos están contando y nos indican cómo se siente la persona a la que escuchamos. En la escucha activa no se evalúa o juzga, se intenta observar atentamente, se hacen preguntas, se aporta sinceridad con respeto, se retoman las palabras de la otra persona para responder. Se está presente en la conversación.
La aprobación de la Ley es un gran paso para la sociedad en general y, en concreto, para la protección de la infancia frente la violencia infantil. Pero el cambio nace en cada persona, en nuestra forma de pensar y de actuar ante la infancia. En Educo trabajamos para mejorar la situación de las niñas y niños, por ello promovemos la escucha activa como herramienta para prevenir y detectar la violencia contra la infancia, para conocer mejor a nuestros interlocutores y crear entornos de confianza y apoyo.
Si no escuchamos lo que tienen que decir ¿cómo vamos a saber realmente lo que pasa, lo que sienten?
Y tú, ¿escuchas?
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