natación Bagladesh

Sumergirse para soñar, emerger para inspirar

julio 22, 2025

En Rajshahi, una región al noroeste de Bangladesh, vive Ayesha Tabassum Saba, una niña de solo ocho años que ya ha demostrado que, con el apoyo adecuado, la infancia puede alcanzar metas extraordinarias.  

Hija de dos cinturones negros en artes marciales que dejaron sus sueños deportivos en pausa por las dificultades económicas, Saba heredó el coraje de sus padres y se contagió de la pasión de sus padres por alcanzar sus sueños, esos que ellos no pudieron cumplir.   

Aunque su familia no disponía de muchos recursos, su curiosidad por el agua y su determinación la diferenciaron desde pequeña. Mientras otros niños jugaban en los campos, ella solía imitar brazadas frente a los estanques.  

Su padre fue el primero en ver su potencial y empezó a entrenarla con lo poco que tenían. Pero el verdadero cambio llegó en 2024, cuando Saba se unió al proyecto Empoderar a la infancia y la juventud para un futuro sostenible, impulsado por nuestra ONG Educo en Bangladesh y junto con nuestra organización socia local Sachetan Society. 

El poder del apoyo: un proyecto que cambia vidas 

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Bangladesh está en un momento clave: más del 19% de su población tiene entre 15 y 24 años. Aprovechar este “bono demográfico” es crucial, pero muchos niños y jóvenes aún viven expuestos a situaciones de pobreza, desigualdad o falta de oportunidades.  

Nuestra ONG Educo trabaja desde hace años en el país con proyectos que garantizan la educación, la protección y el bienestar de la infancia, centrándonos también en iniciativas que promueven el deporte como herramienta de desarrollo. 

“Antes no podía entrenar como quería por falta de equipamiento. Ahora tengo todo lo necesario para mejorar y ganar más competiciones”, noc cuenta la pequeña. 

Y es que, gracias a este programa, Saba ha recibido el material necesario para entrenar: bañadores deportivos, gafas, gorros, y acceso regular a instalaciones adecuadas donde pudiera entrenar.  

Esto no solo ha mejorado su técnica, sino que la ha impulsado a dar el siguiente paso en su carrera deportiva. Con solo ocho años, entrena dos horas al día sin descuidar la escuela y sueña con llegar a los Juegos Olímpicos.  

Orgullo nacional: de Rajshahi a lo más alto del podio 

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En 2025, Saba participó en la Competición Nacional de Natación en Dhaka. Allí compitió en seis pruebas y ganó cinco medallas: tres de oro y dos de plata. Su nombre empezó a sonar más allá de Rajshahi, como símbolo de talento, esfuerzo y superación. 

Pero lo más admirable no es solo su capacidad física, sino su actitud. Sus maestros destacan su amabilidad, su responsabilidad y su constancia. Saba tiene muy claro que quiere combinar sus dos pasiones: el agua y la tecnología. Por eso, además de soñar con ser nadadora olímpica, quiere convertirse en ingeniera marina y servir en la marina de Bangladesh.  

“Quiero ganar medallas a nivel internacional y ser el orgullo de mi país. También quiero utilizar mis habilidades en natación para ayudar desde la Marina,” afirma con la madurez de quien sabe adónde quiere llegar. 

El deporte como motor de futuro 

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La historia de Saba refleja una de las líneas de acción que como Educo llevamos a cabo en los países donde trabajamos: potenciar el talento de niñas, niños y adolescentes para que puedan construir un futuro libre, digno y lleno de oportunidades. En Bangladesh, no solo actuamos en el ámbito educativo formal, sino que también impulsamos espacios seguros para el desarrollo emocional, artístico y deportivo de la infancia. 

En colaboración con organizaciones locales como Sachetan Society, fomentamos la creación de clubes deportivos, mentorías y redes de apoyo comunitario. Esta estrategia permite identificar a jóvenes con talento que, de otro modo, quedarían invisibles en un contexto de desigualdad. 

Una niña, una medalla, una inspiración 

Saba no es solo una promesa de la natación; es la prueba viva de que invertir en la infancia transforma comunidades enteras. Su historia inspira a otras niñas a romper barreras de género y a soñar en grande, incluso cuando las condiciones son difíciles. 

Todos los niños y niñas tienen derecho a crecer protegidos, educados y empoderados. Y cuando eso ocurre, como en el caso de Saba, el impacto se multiplica. No se trata solo de ganar medallas, sino de demostrar que, con el impulso correcto, cada niño o niña puede convertirse en un agente de cambio. 

¿Y tú? ¿Quieres ser parte del cambio? 

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Historias como la de Saba son posibles gracias al compromiso de personas que creen en el poder de la educación y el deporte para transformar vidas. Porque cuando apoyamos a una niña, empoderamos a toda una generación. Únete a Educo. 


Ayúdamos a que más ninos y niñas estén en la escuela, es su derecho

Bangladesh , educación , oportunidad , Pobreza , Pobreza infantil

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Publicado por:

Elsa Sirvent

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Periodista

Elsa Sirvent es Comunicadora social y creadora de contenidos en la ONG Educo.

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