educación sexual y afectiva

La educación sexual y afectiva es también un derecho

abril 30, 2025

La educación sexual en la infancia, a pesar de estar rodeada de tabúes y malentendidos, es esencial para que niños y niñas desarrollen valores sólidos y cuando crezcan puedan tener una vida sexual saludable, basada en el respeto, el consentimiento y la igualdad.  

Una formación temprana y adecuada en este ámbito no solo facilita la comprensión del propio cuerpo y de las relaciones afectivas, sino que también actúa como herramienta preventiva para frenar conductas de acoso sexual, reducir las infecciones de transmisión sexual y evitar embarazos no deseados mediante el uso responsable de métodos anticonceptivos. 

Cómo puedes hablar del tema con tus hijos o hijas  

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Para explicarle a un niño o niña la existencia de las partes íntimas y el concepto de permiso, puedes decirle que su cuerpo es suyo y que hay zonas que llamamos “partes íntimas” porque son privadas y no se enseñan ni se tocan sin su consentimiento.  

Nadie, ni siquiera personas de confianza, puede tocarlas si ellos no quieren. Es importante que sepan que, si alguien lo intenta, tienen derecho a decir “no”, a alejarse y a contárselo a un adulto de confianza inmediatamente. Cuando se lo expliques:  

  • Usa un lenguaje claro y adecuado: Nombra a casa cosa por su nombre (pene, vulva) y evita eufemismos para que el niño comprenda mejor su cuerpo. 
     

  • Fomenta el diálogo abierto: Anímale a hacer preguntas y respóndelas con honestidad, adaptando la información a su edad. 
     

  • Refuerza el conceptode consentimiento: Enséñale que tanto él como los demás tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo y a escuchar siempre el “sí” o el “no”. 
     

  • Crea un entorno de confianza: Hazle saber que puede contar contigo sin miedo a castigos ni juicios, y que tú le apoyarás y protegerás. 

Desde nuestra ONG Educo trabajamos para crear entornos seguros y protectores para la infancia, siempre conociendo sus puntos de vista opiniones sobre cómo, dónde y con quién se sienten seguros.  

Una red con la que protegemos a la infancia 

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Por este motivo, trabajamos con profesionales de 35 entidades de infancia estatales, formando una red denomina La Infancia en el centro, y en ella tenemos un claro objetivo: escuchar a los niños y niñas para que nuestras intervenciones estén fundamentadas en sus necesidades e intereses.  

Cuando los escuchamos podemos conocer sus preocupaciones, compartir conocimientos y elaborar propuestas de forma colectiva para asegurar entornos seguros. Y uno de estos derechos, a menudo olvidado o poco contemplado por falta de conocimiento o prejuicios, es la educación afectivo-sexual. 

Porque la violencia sexual les preocupa, y mucho 

El año pasado nos pusimos manos a la obra decidimos preguntarles a ellos donde había más riesgo de sus entornos más cercanos: familia, escuela o comunidad. Y fué aquí donde nos expresaron su preocupación por la violencia sexual.   

Por este motivo, desde la red, buscamos a una entidad experta, Espirales, y a profesionales de gran prestigio, como Pepa Horno y Josep Campins, para que nos acompañaran y formaran para trabajar la educación afectivo sexual como un derecho de la infancia y la adolescencia.  

Trabajar la sexualidad como derecho humano 

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Con este propósito, durante este curso hemos desarrollado una formación para que los equipos técnicos de las entidades que formamos parte de esta red podamos trabajar la sexualidad como un derecho humano.  

Previamente a la formación con profesionales, realizamos una consulta a 400 niños de entre 5 y 18 años para conocer sus ideas y preocupaciones. Les consultamos sobre 4 cuestiones fundamentales: la afectividad, la intimidad, la sexualidad y la genitalidad.  

Aunque habría que matizar por rangos de edad, algunas de las conclusiones generales son: 

  • Los niños y niñas confunden afectividad e intimidad, así como sexualidad y genitalidad. 
     

  • No saben marcar límites protectores de intimidad en las relaciones afectivas. Se ponen en riesgo contando intimidades para conservar afectividad. 
     

  • Necesitan contacto físico para generar seguridad emocional, y este va disminuyendo conforme aumenta la edad pasando a priorizarse el tiempo y conocimiento mutuo, compartir vivencias y confidencias. 
     

  • A mayor edad, más normalización de las relaciones que hacen sentir mal y mayor riesgo de dependencia emocional. Los dos grandes obstáculos son el miedo al rechazo de un grupo social y el miedo a estar solo. 
     

  • La vergüenza que conlleva la pubertad y la comunicación a través de redes sociales incrementa la desconexión corporal. 
     

  • En general, manifiestan una gran preocupación por las relaciones genitales. 

Todos estos resultados y el aprendizaje adquirido durante el proceso de formación y consulta nos ha llevado a reflexionar y a asumir importantes retos en nuestras estrategias educativas que deberían estar adaptadas a cada contexto y a cada nivel evolutivo de los niños y niñas.  

Algunas de las propuestas que han surgido para llevar a cabo nuevas líneas de trabajo están relacionadas con estas necesidades: 

1. Fortalecer los límites protectores de la intimidad:  que sepan diferenciar, por ejemplo, cortesía y afecto de contacto físico; no compartir intimidad con desconocidos y no forzar a la intimidad; preservar espacios de higiene e intimidad. 

2. Conocer y saber nombrar las partes del cuerpo. 

3. Trabajar la conexión con las sensaciones corporales, a la vez que la desconexión “online” (vínculos sin cuerpo). 

4. Desvincular la sexualidad de la genitalidad y vincular más las relaciones genitales con la afectividad. 

5. Trabajar la expresión de la afectividad (sobre todo en la adolescencia), la dependencia emocional, la normalización de la violencia y el daño en las relaciones. 

6. Ayudarles a expresar lo que viven internamente y que sepan pedir ayuda ante la violencia. 

Todos debemos estar formados: protagonistas, escuelas, familias y administraciones

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Para trabajar todas estas cuestiones, es imprescindible que los equipos profesionales integremos de forma sana nuestra propia historia de vida afectivo sexual, tengamos claros los conceptos, conozcamos metodologías efectivas y dispongamos de los recursos necesarios para trabajar con niños, niñas y adolescentes.  

Y no solo con ellos y ellas. También con sus familias y entornos comunitarios. Por este motivo, en el encuentro de entidades de la red, celebrado en marzo, también tuvimos la oportunidad de formarnos en estas cuestiones. Porque en todo este proceso es importante no ver a los niños y niñas como receptores pasivos, sino como sujetos activos capaces de prevenir y detectar. 

Son muchos los retos y también las necesidades de seguir escuchando a los niños y niñas en este tema. Y a la vez aprender y crear estrategias colectivas para romper tabús e implicar a todos para asegurar espacios de protección, como son las familias, los centros educativos, las administraciones y a la sociedad en su conjunto. 

Todo este trabajo ha sido posible gracias a la financiación del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, que nos ha apoyado el proceso de consulta infantil y el desarrollo de formación y encuentro de profesionales.


Ayúdamos a que más ninos y niñas estén en la escuela, es su derecho

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