La polémica está servida: en España comunidades autónomas como Castilla-La Mancha o Madrid han eliminado de la normativa el uso personal de los móviles en los centros educativos. ¿Qué argumentos a favor y en contra del uso del móvil en clase existen? Te lo contamos en este artículo.
Según el informe El uso de la tecnología por los menores España, el 98% de los niños y niñas de entre 10 y 15 años utilizan Internet de manera habitual. Esta práctica se ha incrementado desde 2016 (no llegaba al 93%); en 2020 y 2021 ha aumentado tres puntos porcentuales. Por otro lado, los menores con teléfono móvil son 7 de cada 10.
El uso del móvil entre niños y niñas está muy extendido, sin embargo, tiene ventajas e inconvenientes cuando se utiliza en clase. Los analizamos a continuación.
Como argumentos a favor podemos destacar los siguientes:
Acceso a recursos educativosPermitir que los niños y niñas utilicen sus teléfonos móviles en el aula da acceso instantáneo a una amplia gama de recursos de educación: aplicaciones educativas, sitios web especializados y material multimedia, son algunas de las opciones. Te proponemos varias ideas:
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La alfabetización digital es la capacidad de las personas para trabajar en entornos digitales e incluye habilidades como: búsqueda y análisis de información, elaboración de contenidos y manejo de herramientas digitales, entre otras.
El uso del móvil en el aula contribuye a desarrollar la alfabetización digital de los niños y niñas. Aprender a utilizar dispositivos móviles de manera responsable y productiva es esencial en la era digital actual, preparándolos para futuras interacciones tecnológicas.
Los teléfonos móviles pueden facilitar la comunicación entre los estudiantes y con los profesores. Aplicaciones de mensajería y herramientas de colaboración pueden promover el intercambio de ideas, el trabajo en equipo y la resolución conjunta de problemas.
En este sentido destacan todas las aplicaciones colaborativas de Google (Calendar, Drive, Meet) u otras herramientas como Trello para gestión de proyectos conjuntos o Slack para comunicación.
El uso del móvil en el aula puede adaptarse a diferentes estilos de aprendizaje. Los niños y niñas pueden acceder a información de diversas formas, ya sea a través de lectura, videos educativos o actividades interactivas, permitiendo que cada estudiante encuentre el enfoque que mejor se adapte a sus necesidades.
Por otro lado, la tecnología permite que el aprendizaje continúe fuera del aula ya que es accesible desde cualquier lugar y en cualquier momento si hay conexión a internet. Esto facilita que haya un aprendizaje continuo.
Permitir a los niños y niñas el uso de sus móviles en el entorno educativo contribuye a prepararlos para el mundo digital en el que vivirán y trabajarán. Desarrollar habilidades digitales desde temprana edad puede ser beneficioso para su futuro académico y profesional. Entre las habilidades digitales más destacadas en el futuro podemos citar: el uso de CRM (Customer Relationship Management), la inteligencia artificial, RPA, Big Data, Cloud Computing o Machine Learning.
En cuanto a los argumentos en contra del uso del móvil en el aula destacan los siguientes:
El uso del móvil en el aula puede tener como consecuencia distracciones significativas, que afecten a la concentración y el rendimiento académico de los niños y niñas Las notificaciones, juegos y redes sociales pueden desviar la atención de las actividades educativas. Según el informe de la Unesco Global Education Monitoring Report, el uso de la tecnología puede ser perjudicial si es excesivo o inadecuado y los niños y niñas tardan 20 minutos en volver a concentrarse si se distraen con su teléfono.
La introducción de los móviles en el aula puede dar lugar a problemas de conducta, como el uso inapropiado durante las clases o el acoso cibernético entre estudiantes. Estos comportamientos pueden afectar negativamente el ambiente escolar.
Según datos de Naciones Unidas 1 de cada 3 estudiantes (32%) en todo el mundo fue víctima de acoso por parte de sus compañeros de escuela (al menos una vez en el mes anterior al realizarse la escuela). Por lo tanto, se trata de un problema preocupante que requiere atención al uso que hacen del móvil los niños y niñas.
No todos los estudiantes tienen acceso igualitario a dispositivos móviles y a internet en el hogar, y si tienen acceso puede que no sea en las mejores condiciones de velocidad, por ejemplo. En todo el mundo, según datos de Unicef, 2/3 de los niños y niñas en edad escolar, es decir, 1.300 millones de niños y niñas de entre 3 y 17 años, no tienen conexión a internet en sus hogares.
Permitir el uso del móvil en el aula puede incrementar la brecha digital, dejando a algunos niños y niñas en una situación de desventaja en comparación con sus compañeros en cuanto a aprendizaje lo que puede incidir en la desigualdad.
El uso excesivo de dispositivos móviles ha sido asociado con problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, especialmente entre los adolescentes. Permitir el acceso constante al móvil en el aula podría contribuir a agravar estos problemas por lo que es necesario enseñarles a utilizarlo de forma responsable y segura.
La utilización del móvil en el aula puede limitar las interacciones sociales entre los niños y niñas. El desarrollo de habilidades sociales, como la comunicación cara a cara y la resolución de conflictos, la asertividad o la empatía, podría verse afectado si los niños o niñas se sumergen excesivamente en sus dispositivos.
En definitiva, usar el móvil en clase tiene ventajas e inconvenientes que es necesario analizar y tener siempre presente que lo importante es el interés del niño o niña y su aprendizaje.
¿A partir de qué edad se recomienda permitir el uso del móvil con fines educativos?
No hay una edad única o universalmente aceptada para introducir el uso del móvil con fines educativos, ya que depende del contexto, la madurez del alumno y el entorno escolar. Sin embargo, la mayoría de expertos coinciden en que puede considerarse a partir de los 12 años, coincidiendo con la educación secundaria, siempre bajo una supervisión clara y con objetivos pedagógicos definidos.
Lo más importante es que los estudiantes hayan adquirido ciertas competencias previas, como la autonomía en el aprendizaje, el sentido de la responsabilidad y conocimientos básicos sobre ciudadanía digital. Antes de esa edad, se recomienda utilizar dispositivos tecnológicos bajo control adulto y en contextos más estructurados.
¿Cómo se puede regular el uso del móvil en el aula de forma equilibrada?
Regular el uso del móvil en clase no implica prohibirlo por completo ni permitirlo sin control. Lo ideal es establecer normas claras, consensuadas y adaptadas a cada grupo de estudiantes, que delimiten cuándo, cómo y para qué se puede usar el dispositivo. Algunas estrategias útiles son:
Usar el móvil solo en momentos específicos: por ejemplo, durante una actividad educativa guiada o una búsqueda de información.
Fomentar su uso como herramienta de aprendizaje, no como distracción.
Crear un contrato digital de aula, donde los estudiantes acepten compromisos sobre el uso responsable del móvil.
Designar espacios y tiempos libres de tecnología, para promover la concentración y la interacción social.
La clave está en educar para el uso, no solo en vigilar, para que los niños y niñas aprendan a gestionar sus dispositivos con criterio.
¿Qué pueden hacer los docentes si algunos alumnos no tienen acceso a móvil o internet?
Cuando no todos los estudiantes tienen acceso a móvil o internet, es esencial garantizar la equidad educativa. En estos casos, los docentes pueden:
Planificar actividades que no dependan exclusivamente del móvil, ofreciendo opciones alternativas en papel o usando otros recursos del aula.
Fomentar el trabajo en parejas o grupos, donde se comparta el uso de un dispositivo entre varios alumnos.
Solicitar apoyo del centro educativo para facilitar el acceso a recursos tecnológicos (por ejemplo, mediante préstamos de tablets o uso del aula de informática).
Coordinarse con las familias, explicando la finalidad educativa de los recursos digitales y explorando posibles soluciones conjuntas.
Lo importante es que ningún estudiante se sienta excluido o en desventaja por no disponer de un dispositivo, y que la integración de la tecnología siempre respete el principio de inclusión.
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