En un mundo cada vez más conectado, niñas y niños navegan a diario por internet, hablan con amigos, juegan en línea o ven vídeos. Pero entre tantos clics también se esconden riesgos, como el grooming, una de las formas de violencia digital más peligrosas. En Educo trabajamos para proteger a la infancia y por eso es clave entender qué es, cómo detectarlo y, sobre todo, cómo prevenirlo.
El grooming es cuando una persona adulta se hace pasar por alguien de confianza para ganarse la simpatía de un menor de edad, con el objetivo de abusar sexualmente de él o ella. Suele empezar como una amistad inofensiva y va escalando hacia la manipulación.
El groomer puede aparentar tener la misma edad que el niño o niña, usar un perfil falso y mostrarse muy simpático. Poco a poco, gana su confianza, le pide fotos, le hace preguntas íntimas y puede llegar a chantajear para conseguir más. Lo más preocupante es que muchas veces el menor de edad no se da cuenta de que está siendo víctima de un engaño.
Aunque se dan en entornos similares, el grooming es diferente al ciberacoso. Aquí, no hay un grupo de iguales que ataca, sino una persona adulta con una intención clara de abuso sexual. Es una relación asimétrica, donde el agresor usa el engaño y la manipulación.
Las fases del grooming suelen ser tres:
1. Acercamiento: el adulto contacta con el menor de edad y empieza a entablar conversación.
2. Manipulación: el agresor intenta aislar al niño o niña, generar dependencia emocional y pedirle secretos.
3. Abuso: puede pedir imágenes íntimas, realizar actos sexuales en línea o incluso quedar en persona.
Los groomers actúan en los lugares donde está la infancia: Instagram, TikTok, WhatsApp, videojuegos online o chats de apps. Pueden iniciar conversaciones aparentemente inocentes en cualquier entorno digital.
Miedo, ansiedad, baja autoestima, aislamiento, rechazo a lo digital e incluso abandono escolar son algunas de las secuelas que puede dejar este tipo de abuso a las víctimas que lo sufren que incluso pueden sentir culpa, aunque no hayan hecho nada malo. Por eso es tan importante el acompañamiento.
Hay algunas señales de alerta o pistas en el comportamiento del niño o niña y en cómo usan los dispositivos que pueden darnos la señal de alerta para poder intervenir, como por ejemplo:
Cambios repentinos de humor o actitud.
Secretismo con el móvil o la tablet.
Uso excesivo de pantallas o, al contrario, rechazo repentino.
Miedo o tristeza sin razón aparente.
Nuevas amistades desconocidas.
Es fundamental se observe el comportamiento del niño o niña sin juicio, preguntar con empatía y no minimizar las señales. La clave está en escuchar y generar confianza.
Si sospechas o confirmas que tu hijo o hija ha sido víctima de grooming, es fundamental actuar con calma y responsabilidad. Lo primero que debes hacer es protegerlo emocional y psicológicamente, sin culpabilizarle.
Ante esta situación, sí debes:
- Guardar todas las pruebas posibles (mensajes, capturas de pantalla, correos, etc.), ya que serán clave para denunciar y proteger a tu hijo o hija.
- Hablar con el niño o niña con empatía, escuchando sin juzgar, haciéndole sentir seguro y acompañado.
- Contactar con profesionales que puedan orientarte: psicólogos, trabajadores sociales o entidades especializadas.
Por el contrario, no debes:
- Culpar, castigar ni regañar al niño o niña, ya que eso solo genera más miedo, vergüenza y silencio.
- Quitarle el dispositivo sin explicaciones, porque podría sentirse incomprendido o desconfiar en el futuro de contarte lo que le ocurre.
En cuanto a los recursos de ayuda y canales oficiales para denunciar, en España puedes acudir a:
- Policía Nacional (091) o Guardia Civil (062).
- Fundación ANAR (teléfono 900 202 010), que ofrece atención especializada a niños, niñas y adolescentes.
- INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad), a través de su número gratuito 017, donde recibirás orientación en casos de acoso o riesgo en internet.
Actuar pronto y con sensibilidad puede marcar una gran diferencia. Acompañar, proteger y denunciar son los pilares para frenar esta forma de violencia y ayudar a tu hijo o hija a recuperar su bienestar.
No podemos evitar que sucedan estas cosas pero sí que podemos fomentar ciertas actitudes o comportamientos que hagan que el riesgo de padecerlos se reduzca, como por ejemplo:
Fomentar la comunicación y la confianza en casa: Hablar sin miedo sobre internet, decirles que pueden contar cualquier cosa, enseñarles que no están solos. La confianza y el diálogo son la mejor protección.
Enseñar el uso seguro de redes y herramientas digitales: Enseñarles que de deben compartir datos personales, no aceptar a desconocidos, saber bloquear y denunciar. Porque el mundo digita también puede convertirse en real.
Una de nuestras prioridades es proteger a la infancia de cualquier tipo de violencia y asegurar su bienestar. Apostamos por una educación protectora, por ello tenemos programas de protección a niños, niñas y adolescentes tanto en España como en el resto de países donde trabajamos.
Trabajamos para que las escuelas, las entidades sociales o las agrupaciones de ocio y deporte que tratan con menores de edad sean espacios seguros. ¿Cómo? Con actividades que prevengan la violencia, como la promoción del buen trato, y, en caso de que exista, se sepa responder de manera adecuada.
También la tecnología y la innovación social pueden ser clave para erradicar la violencia hacia la infancia. Así, ponemos a disposición de las entidades dos herramientas tecnológicas que complementan sus sistemas de protección, como la app B-Resol, una aplicación que los centros educativos, de ocio y deporte o entidades sociales pueden poner a disposición de los usuarios.
A través de esta herramienta, cualquier adolescente puede alertar de situaciones de acoso. Y es que la violencia hacia niños, niñas y adolescentes es una gravísima lacra y como ONG de infancia, trabajamos para que su derecho a la protección se cumpla acompañando a más de 400 centros educativos y entidades sociales de España.
¿A qué edad suelen ser más vulnerables los niños y niñas al grooming? Los niños y niñas son especialmente vulnerables al grooming entre los 9 y los 15 años, aunque puede darse antes o después. Esta etapa suele coincidir con un mayor uso de internet y redes sociales, la búsqueda de autonomía y la necesidad de aprobación externa, lo que facilita que los agresores establezcan contacto y generen vínculos de confianza.
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¿Puede haber grooming sin que el agresor solicite imágenes íntimas? Sí, a veces el agresor busca establecer un vínculo emocional o psicológico con el menor para ganar control sobre él o ella. Puede usar halagos, secretos, regalos virtuales o incluso amenazas sutiles para mantener esa relación.
El objetivo del groomer puede ser diverso: desde obtener confianza, influir en decisiones o, en fases más avanzadas, propiciar encuentros en persona. Por tanto, aunque no haya intercambio de contenido explícito, sigue siendo grooming si hay manipulación con fines abusivos. |
¿Qué rol tienen los centros educativos frente al grooming? Los centros educativos tienen un papel clave en la prevención y detección del grooming. Son espacios donde niños, niñas y adolescentes pasan muchas horas y donde se pueden trabajar habilidades para la vida digital: uso responsable de redes, identificación de riesgos y desarrollo del pensamiento crítico. Además, el personal docente y orientador está en una posición privilegiada para observar cambios de comportamiento, detectar señales de alarma y actuar en coordinación con las familias y servicios especializados.
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Desdenuestra ONG Educo estamos plenamente convencidos de que las escuelas no solo forman en contenidos académicos, sino que también deben ser entornos seguros y protectores, donde la educación digital, la confianza y el acompañamiento emocional estén siempre presentes.
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