“Quiero volver a la escuela, estar con mis amigos, pero desafortunadamente esto sigue siendo un sueño para mí.
Ganar dinero para asegurarnos la alimentación es la única realidad ahora mismo para mí y para mi familia”. Se llama Sabina y con solo 12 años se ve obligada a trabajar para contribuir al sustento de su familia con un trabajo tan duro como la pesca en la zona costera de Bangladesh.
Sus padres trabajan en el mismo sector, pero ambos sufren complicaciones físicas graves y un día de trabajo los mantiene enfermos durante las siguientes dos jornadas, por lo que
el hermano mayor de Sabina, que ahora tiene 14 años, tuvo que ponerse hace un tiempo también a trabajar en una fábrica de ladrillos del distrito vecino para mantener a la familia. Poco después Sabina también tuvo que hacer lo mismo.
Cerca del 40 por ciento de los niños y las niñas que trabajan en Bangladesh lo hacen en el sector agrícola, que incluye las granjas de pescado y marisco de las zonas costeras de los distritos de Cox’s Bazar y Satkhira, en el suroeste del país. Tanto Gobierno como oenegés han puesto en marcha acciones para prevenir y eliminar el trabajo infantil, pero la mayoría de estas acciones se concentran en las ciudades y
no tienen en cuenta el elevado número de niños y niñas que trabajan en las zonas rurales y costeras alrededor del sector de la cría y secado de pescado.
Los niños y las niñas que trabajan en la cría y la venta de camarones y cangrejos y el procesamiento de pescado seco lo hacen durante horas bajo el sol, acarreando cargas pesadas y en contacto con pesticidas. Pueden llegar a
trabajar durante 10 horas al día por un salario mísero y soportan condiciones peligrosas que se traducen en muchos problemas de salud. La mayoría de estos niños y niñas nunca asistieron a la escuela o la abandonaron de forma precoz. Además, a menudo las niñas están expuestas a violencia machista.
La oportunidad para una vida mejor
Desde Educo trabajamos para reducir las formas peligrosas de trabajo y explotación infantil en los sectores informales de las zonas costeras de Bangladesh. Y lo hacemos proporcionando
educación y formación profesional a un total 500 niños, niñas y jóvenes no escolarizados –200 niñas y 300 niños– que, como Sabina, trabajan en la cría y pesca del camarón y el cangrejo y el procesamiento de pescado seco.
Además, llevamos a cabo acciones de sensibilización con las familias y con los empleadores para, por un lado, alejar del trabajo y
devolver a la escuela a los niños y niñas que ya están trabajando en estos empleos peligrosos y, por otra parte, evitar que nuevas generaciones empiecen a trabajar a una edad temprana. También los docentes de seis escuelas de cuatro comunidades del distrito de Satkhira y dos comunidades de Cox’s Bazar están capacitados para detectar el riesgo de trabajo infantil entre sus estudiantes y proteger a los niños y las niñas frente a violaciones de sus derechos.
La sociedad bangladesí sigue en parte aceptando el trabajo infantil como una forma de supervivencia de las familias. En este sentido, y con el fin de cambiar esta mentalidad, llevamos a cabo
campañas de sensibilización, tanto en el ámbito local como nacional, sobre derechos de la infancia y los problemas que para su desarrollo significa exponerlos al trabajo infantil.
“Cuando sea mayor quiero tener mi propia sastrería”
No importa si el sol aprieta, si llueve o si está a punto de caer una tormenta. Sabina se mete en las aguas del río Khelpetua durante tres o cuatro horas al día para hacer su trabajo: atrapar peces y cangrejos que le servirán para
ganar algo de dinero y que su familia pueda alimentarse, una responsabilidad demasiado pesada para su edad y un sacrificio demasiado peligroso para su salud.
A tan temprana edad, Sabina juega un papel clave para el sustento de su familia. Ha sacrificado su educación, pero sueña con que su familia supere esta situación y vengan días mejores. Quiere volver a la escuela y este es también nuestro objetivo. Gracias a las sesiones en las que han participado,
sus padres están convencidos de que lo mejor para ella es continuar sus estudios. Así, tal como ella misma nos cuenta, en el futuro podrá cumplir su sueño de abrir su propia sastrería.
¿Qué es lo que más te gusta hacer con tus amigos?
Jugar, compartir comida y charlar, además de estudiar.
¿Por qué has tenido que trabajar?
En 2019, cuando estaba en cuarto, tuve que ponerme a hacer todas las tareas del hogar porque mis padres cayeron gravemente enfermos, incluso tenía que ir a buscar agua potable muy lejos. Luego empecé a pescar para ganar dinero y ayudar a mantener a mi familia.
¿Qué es lo que más echas de menos cuando trabajas?
Echo de menos mi escuela y, especialmente, jugar con mis amigos.
¿Qué te gustaría hacer de mayor?
Cuando crezca quiero tener mi propia sastrería y ganar dinero para ayudar a mis padres.
¿Qué le dirías a otros niños que tienen que trabajar?
Les diría que si tienen la oportunidad de recibir educación que vayan a la escuela. También que hagan como haré yo, que monten su propio negocio en el futuro.
Asia
,
Bangladesh
,
debería estar en la escuela
,
educación
,
Trabajo infantil