Los caldos, las sopas y los guisos se preparan con una alta proporción de agua, ayudándonos a mantenernos hidratados ¡sin casi darnos cuenta! ¿Tus hijos no beben mucha agua en invierno? Si les ofreces platos de cuchara, te asegurarás de aumentar su ingesta diaria de líquidos.
Pero eso no es todo... ¿Pensaste alguna vez en la gran varidad de alimentos que puedes incluir en cualquiera de las variantes de platos de cuchara? Sopas, caldos, guisos y cremas permiten incorporar ingredientes sumamente variados que van desde legumbres y verduras hasta carnes, pollos, pescados o cereales. ¿Lo mejor? Las posibilidades son infinitas, tú puedes elegir que ingredientes incorporar según lo que tengas en casa y moderar el gasto de la compra semanal, aprovechando los productos de temporada y las ofertas... Utilices lo que utilices, ¡siempre quedarán ricos y sabrosos!
A lo largo y ancho del mundo, existe un dicho popular que reza: "Un buen caldo, es capaz de resucitar a los muertos". Extremo quizás, pero no le falta algo de razón. Un buen caldo casero es un compendio de vitaminas, minerales y proteínas capaz de ayudarnos a combatir un resfrío o a reducir la inflamación y el dolor e incluso, aumentar nuestras defensas en invierno. Pero eso no es todo, un caldo casero nos da la oportunidad de incorporar verduras en la dieta infantil ¡sin que los peques separen trocitos! Claro que sí, al preparar un caldo puedes incorporar una gran variedad de vegetales que no serán perceptibles en el resultado final pero que aportarán vitaminas para toda la familia.
Ahora bien, ¿cómo podemos preparar un buen caldo casero? El primer secreto es utilizar agua fría. Como lees, coloca agua fría en la olla y deja que el calentamiento progesivo ayude a resaltar los sabores de los alimentos. El segundo secreto es reducir el fuego una vez que el agua esté en ebullición: hervirlo a fuego lento es fundamental para extraer la gelatina del pescado, pollo o carne. ¿Otro truco más? Una o dos cucharadas de vinagre ayudarán a extraer el calcio de los huesos.
Si observamos los menús saludables propuestos por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), notaremos que las sopas tienen una gran presencia, sobre todo por la noche. Esto se debe a que la sopa es un alimento de fácil digestión, perfecto para comer antes de ir a dormir. Por supuesto, puedes beber sopa siempre que te apetezca ¡sin importar el momento del día!
Ahora bien, ¿qué clase de sopas podemos preparar en casa? Y sobre todo, ¿cuál gustará a los más pequeños de la familia?
Sin duda, la sopa preferida por los más pequeños suele ser la sopa de fideos. Seguramente estás pensando: "pero eso no es tan saludable". Si utilizas un caldo casero, ¡claro que sí! El caldo aportará los nutrientes de las verduras y la carne y tus peques ¡ni se enterarán!
Para aquellas personas cuyos hijos coman verduras sin rechistar, la sopa de verduras es siempre una buena opción. Y para aquellos peques que separen trocitos, ¿qué te parece usar la mini pimer y procesar todo? La sopa de verduras se transformará entonces en una deliciosa crema y ¡comerán todo sin poder separar nada!
Recuerda que si utilizas un caldo casero, el mismo caldo ya aportará todos los nutrientes que tus peques necesitan, con lo cual podrás agregar solamente arroz o fideos y tener una comida nutritiva ¡y económica!
Pocas cosas hay más ricas que un buen guiso cuando hace frío. Seguramente te estás acordando de ese sabroso guiso de la abuela... Y es que a todos nos han marcado los guisos, ¿a qué sí?
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