Doña Dolores es una madre de familia, originaria de Guatemala, que desde el año pasado participa en uno de nuestros proyectos para empoderar a las mujeres campesinas indígenas, concretamente las Mayas K’iches. Con este proyecto contribuimos a la erradicación de la pobreza y al empoderamiento de las mujeres desde el ejercicio y promoción del derecho a la alimentación, educación y participación.
Así, Dolores ha aprendido a preparar y mantener un huerto orgánico. Además, le proporcionamos semillas y herramientas para ponerlo en marcha. “Un huerto nos ayuda a tener alimentos, principalmente en esta época de la enfermedad. Ahora que no podemos ir al pueblo a comprar, en cualquier momento podemos ir a cosecharlos para comer”, nos cuenta.
Y es que tener un huerto familiar conlleva grandes beneficios sobre todo ahora que la movilidad está restringida y no pueden ir al mercado tan frecuentemente o conseguir ciertos alimentos. Al igual que otras mujeres que participan en el proyecto, doña Dolores puede alimentar a su familia con productos frescos y sanos como lechuga, rábano o hierba blanca, entre otras hortalizas. Esto les ayuda a tener acceso a una dieta equilibrada, así como un apoyo a su economía familiar.
"Al tener nuestro huerto, en cualquier rato podemos ir a cosechar alimentos para comer"
Ahora, la familia de doña Dolores, principalmente sus dos hijos, la ayudan al mantenimiento de su huerto. “Mis hijos me ayudan a hacer los tablones, a cuidar para que no entren los pollos a molestar la siembra, también me ayudan a regar las plantas y aplicarle insecticidas orgánicos para que los insectos y demás plagas no se lo coman”. Así es como la familia se involucra para proteger la producción.
Además del mantenimiento, el proyecto también ha contemplado formación sobre la preparación de alimentos que se obtiene de la producción en los huertos. Para eso, Dolores dice disfrutar con sus hijos de recetas simples pero que tienen un alto valor nutritivo: “Con el rábano preparo ensalada, le hecho tomate y limón. Con la acelga preparamos la sopa y con la hierba blanca y el brócoli hacemos caldo y le echamos huevo como complemento”.
Actualmente, el proyecto está en la fase de diversificación de la producción, es decir, también se están cultivando árboles frutales para que así las familias puedan disponer de más variedad de frutas para el consumo o para el comercio.
Los huertos familiares han ayudado en esta época de crisis porque mejoran la alimentación de las familias como la de doña Dolores y así se contribuye al bienestar de las niñas y niños al tener asegurada una buena alimentación; además de proporcionarles cierta seguridad económica al poder comercializar todos los vegetales que no se usan para la alimentación propia.
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